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Engrandécete, oh Jehová, en tu poder; Cantaremos y alabaremos tu poderío.
Salmo 21:13

Tenemos un Dios que es grande, esta realidad no puede ser descrita por unos seres limitados y mortales. Salomón dice en 2 Crón 6:18 que los cielos no pueden contener a Dios. Él puede estar en todo lugar, todas las cosas están abiertas a sus ojos, aún no podemos entender la magnitud de algo divino y sobrenatural que no podemos ni siquiera asimilar. 

El ser humano en su imaginación inventa películas, héroes, y hasta dioses con minúscula, cuya fuerza, poder, y sabiduría puede superar a todo lo demás, evidenciando su inclinación innata de la búsqueda de un ser superior en poder y sabiduría, pero nada de esto es real. El único Dios verdadero es Jehová, el Dios de Israel, a quien David alaba en este salmo como el deseo de un rey que honra a un ser superior.

David vio grandes batallas, destruyó al gigante con el poder Jehová de los Ejércitos (Sabaoth), y en este salmo el rey, quien es el mas alto en poder, autoridad y gloria, pide al Altísimo y Todo poderoso engrandecerse. Es un deseo de ver más el poder de Dios, sabiendo que su voluntad es acercarse, guiar, amar y santificar a su pueblo, mostrando mas de su carácter eterno y poderoso. 

Dios ha decidido salvar a los pecadores a través de su Hijo Jesús, y sella a sus hijos con el Espíritu Santo quien ilumina, capacita, transforma y llena sus vidas. A medida que los creyentes se adentran en las aguas profundas de la Palabra de Dios, el Espíritu Santo enseña más sobre el carácter y poder de Dios. 

El Dios grande de los cielos muestra su grandeza en la tierra, a través de sus embajadores quienes deben ser sal y luz. El poder, la gracia, soberanía y salvación de Dios es conocida por los hombres. El deseo del rey, es que el Elyon, el Altísimo, Jehová Dios, se muestre más poderoso en la tierra y será la razón de cantarle y alabarle.

Si tenemos un Dios grande, cuyo carácter será imposible de conocer en plenitud en esta tierra por nosotros mismos, pero él ha decido revelarse a través de su Espíritu y su Palabra. Oremos, alabemos y cantemos el poder de Dios, sabiendo que está dispuesto a mostrar su poder a aquellos que se acercan a Él.