Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. 

Mateo 5:48

Cuando escuchamos esta palabra, nos imaginamos una persona que no comete un error y un cristiano que no falla una vez. Eso es humanamente imposible, pero espiritualmente, Dios nos da un mandato. Así que debemos entender qué Dios quiere obrar en nosotros, pues cada vez que nos da un imperativo, su Espíritu Santo nos capacitará para practicarlo. 

El contexto de Mateo 5, el Señor está enseñando muchas verdades directas de lo que es un hijo de Dios. Más específicamente desde el versículo 43 nos da el nuevo mandamiento en su pacto enfocándonos en el propósito principal de la ley de Moisés, guiarnos a nuestra necesidad y dependencia de Cristo. 

En estas enseñanzas aprendemos el corazón perfecto que Dios quiere plasmar en nosotros. Aunque el fruto espiritual se manifiesta externamente, no será posible sin un cambio y motivación interno del Espíritu Santo. El corazón perfecto lo tiene un creyente que ha entendido, aceptado y está practicando el amor de Cristo al punto que hasta llega a actuar con bien a aquellos que le hacen mal, porque la fuente de su amor no viene de sus emociones, sino de la transformación del Señor. Esta perfección viene de un corazón que entiende que vive y anda por la pura misericordia de Dios, sin merecer nada, quien muestra el sol a buenos y malos (v. 45).  

Por último, este es un cristiano que sabe que pertenece al Señor y quiere dar frutos dignos de un hijo de Dios, por lo tanto, su corazón ha sido convencido a hacer más que un incrédulo, a tener motivaciones correctas en sus acciones (v. 46-47). 

Esta perfección viene del corazón. Mientras este creyente humanamente imperfecto, se acerca a un Dios perfecto, cambiará sinceramente el impulso de sus acciones a hacer solo y puramente su voluntad.  

¡Este es el corazón que Dios busca! pidamos a Dios humildad para tener la mente de Jesús, quien se hizo carne para ir a la cruz y dejarnos ejemplo perfecto para que sigamos sus pisadas. Si cada día vamos humillados a Él, usamos su Palabra y somos llenos de su Espíritu, podremos dar las pisadas de nuestro Maestro, Él hará la obra por su gracia.  

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