En uno de estos viajes mi esposa quiso comprar unos jarros de barro. Como esposo dispuesto y viendo que la cartera tenía algo, estuve dispuesto a invertir para mi querida esposa en varios ejemplares. Cuando nos paramos y entramos al lugar, vi algo que nunca había visto, una rueda de alfarería. De una manera creativa, el hombre que hacía los jarros ponía el pegote de arcilla sobre la rueda y lo moldeaba de una manera fácil, cómoda y profesional. Con el pie graduaba la velocidad de la rueda y con las manos moldeaba el barro. Te aseguro que si yo me sentaba en esa rueda en ese momento hubiera tirado pedazos de barro a todo el que estaba cerca.
Aunque hay otros pasajes y verdades bíblicas, quiero llamar tu atención a Romanos 12:2. El Señor nos dice a través de Pablo: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Con la ilustración del barro, encontramos una realidad muy importante para el cambio en nuestra vida: ¡Algo está moldeando tu vida! Hay dos formas de ser moldeados, según este versículo. La primera forma es de este siglo. Sabes que la Biblia te advierte de la conducta, decisiones, conversaciones, enseñanzas y hasta grupos de este mundo. Tú eres parte de este mundo, como habitante, pero Dios te está advirtiendo de aquellos de este mundo que no buscan hacer su voluntad. Este mundo, sin Dios, tiene un mensaje, una enseñanza que quiere “transformarte” lejos de Dios. Efesios 2, nos dice que el diablo es también príncipe de este siglo, es decir, que tiene influencia, poder y es el guía de las ofertas, enseñanza y estrategias de este mundo. El mundo quiere darte forma para Él, y esto es posible cuando le conoces, les buscas y luego si no te guardas, puedes amarlo. ¿No crees que el diablo utilizará personas, música, las redes, los lugares, los grupos para tratar de cambiar tu mente y así, también tu corazón?
Este pasaje nos establece una verdad grande y esperanzadora: Dios te quiere transformar para conocer su voluntad buena, agradable y perfecta. Otra realidad es que no se puede tomar la forma de Dios si se quiere tomar la forma del mundo. Cuando aceptaste a Cristo como Salvador, Él te selló, te apartó, te compró y por eso ya puedes y debes vivir para Él. Todos pertenecíamos al mundo sin Dios, pero en Cristo ya no somos del mundo aunque estamos en él. Renueva tu mente, él te habla por su Palabra para que le escuches, lee la Biblia, conoce a Cristo, así verás al único hombre perfecto en todos los temas: familia, amistad, trabajo, sexualidad, crianza, y para todas las edades. Es una batalla diaria porque en cada conversación, lectura, grupo, mensaje estás aprendiendo de lo bueno o de lo malo. Por eso es que un cristiano es el único que tiene la capacidad de ser transformado a Cristo y diferente al mundo. Pero si tú mismo que tienes a Cristo coqueteas con el mundo, con su influencia, y no te cuidas de él, no renovarás tu mente, ni tu corazón y por lo tanto, no habrá transformación. Se exclusivo para Cristo, conoce superficialmente a este mundo para que conozcas profundamente al Salvador.
Y si te das cuenta que tú mismo estás siendo arrastrado por el mundo, ¡sacúdete! Pide ayuda en oración, para influencia mundanal por tus sentidos y lee la Biblia, conoce al Señor y ama a tu Salvador.