Blog
Edifícate, anímate, estudia la Palabra de Dios

Buscador

Hace poco me regalaron una taza. Estaba muy alegre por el regalo, pero lo más especial venía más adelante. Cuando saqué la taza, dije: “wow, que bendición, una nueva taza negra para el café”, pero me comencé a asombrar cuando vi algo especial...

la taza era térmica y comenzó a cambiar de color. Se visualizaban palabras y letras, pero lo más importante todavía estaba por mostrarse, había una frase en rojo, diferente a las demás, decía: ¡Jesús! Así que inmediatamente pensé en esta realidad de la vida cristiana.

En vario lugares de la Escritura se nos presenta la realidad de que Cristo quiere moldearnos, reflejarse y transformarnos para que nos parezcamos más a Él en santidad y carácter; pero Pablo, exhortando a los Gálatas para que vivieran para Dios, les tira la bola recta del propósito de Dios: “…que Cristo sea formado en vosotros” (Gálatas 4:19). ¡Qué meta tan alta!, intimidante y al mismo tiempo privilegiada: Que nos parezcamos más a Cristo. Este siempre es el propósito de Dios en nosotros, quien no solo envió a su Hijo para salvarnos sino que quiere transformarnos para que lo glorifiquemos respondiendo y actuando en esta vida como Jesús lo hizo perfectamente al Padre, “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8:29). Este otro versículo nos da la esperanza de que no solo todo obra para bien para el hijo de Dios, sino que la meta final es para mostrar a Cristo en cada decisión, prueba, problema, alegría, victoria y aliento de nuestras vidas.

Como esta taza, el calor de las pruebas, problemas o decisiones de nuestra vida nos afectará, pero si reaccionamos Bíblicamente, piadosamente, espiritualmente, Dios está moldeando nuestras vidas para mostrar más a Jesús.

IMG 5803