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“Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” Apoc 21:8

Es muy fácil para un creyente detectar los pecados de fornicación, de homicidio, de hechicería, de idolatría, pero ¿qué hay de este pecado de cobardía? Si sabemos que el pecado tiene condenación de Dios, debemos tomar en serio sus palabras. Estos no solamente son pecados, sino que literalmente son condiciones del corazón del hombre que resultan en la condenación eterna separados de un Dios Santo.

Buscando la dirección de Dios para no practicar este pecado de cobardía, debemos definir ¿qué cobardía es que Dios condena? ¿Será condenado aquel que no se atreve a hacer las cosas, que es tímido o que ha demostrado temor en su vida en algún momento?

La palabra original detrás de “cobardía” es “deilos” (Gr. δειλός) que significa tímido o temeroso, según las definiciones Griegas de Thayer. El contexto de este versículo es el maravilloso momento cuando los hijos de Dios estarán en la nueva Jerusalén donde Dios mismo enjugará las lágrimas de ellos y estos morarán con el mismo Señor. Los creyentes estarán en esa bendición eterna, pero el grupo de personas que cae sobre esta lista de pecados irán al fuego eterno. Esta palabra original “cobarde” aparece 3 veces más en el Nuevo Testamento: Mateo 8:26, 4:40 y 2 Tim 1:7. En las primeras dos ocasiones es cuando el mismo Señor exhorta a sus discípulos por su falta de fe. Así que por las referencias del uso de esta palabra usada por el mismo Señor, vemos que la falta de confianza y fe nos llevan a la cobardía delante del Señor. En el último pasaje citado, Pablo exhorta a Timoteo y le recuerda que debía “avivar” el fuego del don de Dios para servirle porque Su Espíritu no es de cobardía. Así que el dejar de servir a Cristo por la vergüenza, persecución y sufrimiento es parte de la cobardía que puede tener una persona, y esto no es una característica del Espíritu de Dios.

Por esto, los cobardes de Apocalipsis son aquellos que posiblemente han reconocido el poder de Jesucristo pero en su falta de fe, no se atreven a confiar en Él como Su Salvador, y esta misma incredulidad les lleva a enfocarse en su incapacidad, debilidad y pecado para no seguir a Cristo, dejándoles en la cobardía y la vergüenza que les lleva a condenación.

Creyentes, avivemos el don de servir al Señor sabiendo que Él capacita, fortalece y bendice a aquellos que quieren hacer su voluntad y dan el paso de fe para ejercerlo, pues la cobardía es un pecado que se acompaña de incredulidad.